El clásico de Avellaneda volvió a teñirse de rojo, en un partido muy atrapante, en donde a pesar de que el local jugó mejor, el pésimo arbitraje de Pezzotta condicionó el encuentro.
Independiente intentó tener la pelota por el piso y logró una muy buena circulación de la misma. En tanto, la Academia era más directa y vertical. Fue la visita quién se puso en ventaja a los 26’ luego de un mal despeje de Milito que originó el centró atrás de Hauche y el gol de Teo Gutiérrez.
Pero el Rojo diez minutos después tras un remate de Parra en el área que se incrustó en el ángulo logró la igualdad. Después del empate, Hauche se perdió un mano a mano increíble.
Los dirigidos por Cristian Díaz comenzaron de manera arrolladora los primeros veinte minutos del complemento. Al minuto, Pelletieri sacó en la línea un disparo de Villafañez y un remate a colocar del Patito Rodríguez se fue cerca. A los 9’, en un anticipo de lo que sería la jugada del segundo tanto, Monserrat escapó por la derecha y Saja lo atoró a tiempo cuando el juvenil estab a punto de convertir.
Seguido, Monserrat le vuelve a ganar a Licht y saca un envió bajo, allí el juez ve penal sobre Rodríguez de Zuculini, expulsando al jugador racinguista por impedir una jugada manifiesta de gol. Para mí, no hubo ningún tipo de infracción.
Parra fue el encargado de la ejecución desde los 12 pasos y no falló. A los 26’, la Academia sufrió otra expulsión directa, la de Gutiérrez por protestar. Sin embargo, Racing pudo haberlo empatado ya que Pelletieri malogró una ocasión de gol abajo del arco.
Tras las expulsiones, el partido se picó, y el ritmo bajo. Hauche también tendría que haberse ido expulsado por una agresión sin fundamentos, pero Pezzotta volvió a equivocarse. En tiempo de descuento, primero Vidal y más tarde Rodríguez con una gran maniobra, cerraron el resultado.
El Coco Basile renunció a la dirección técnica de la visita
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