En su mejor actuación del torneo, la Albiceleste barrió al conjunto guaraní por 6 a 1 con goles de Rojo, Pastore, Di María x 2, Agüero e Higuaín.
Si bien a nivel colectivo la tarea del equipo de Martino fue muy buena, el nivel de varios jugadores fue superlativo. Messi-Pastore y Di María se destacaron ampliamente, intercambiándose los roles a la hora de asistir, abrirse los espacios o definir las jugadas.
Rápidamente se puso en ventaja la Argentina con un tanto luego de una pelota parada de la mano Rojo. Ramón Díaz perdería por lesión a dos hombres de ataque fundamentales, Roque Santa Cruz y González.
Pastore pasados los veinte minutos anotó el segundo luego de otra asistencia de Messi. La Albiceleste fue un culto en circular bien el balón, siempre con amplitud y atando los espacios, además de una presión alta.
Pero tras perderse varias situaciones, llegaría el descuento de la Albirroja a poco del descanso, de la mano de Lucas Barrios, que aprovechó un error defensivo y de zurda venció a Romero.
Sin embargo, las esperanzas paraguayas se desvanecieron rápidamente ni bien comenzó el complemento, con el doblete de Di María. Cuando faltaban diez minutos, primero Agüero convirtió el quinto de cabeza y a los 83’, Higuaín, con apenas dos minutos en cancha, selló el marcador tras tomar un rebote en el área. La Albiceleste nunca perdió el hambre por el arco contrario y mantuvo su estilo de juego, que es implacable.
Chile-Argentina es la gran final que un espectador del buen fútbol puede apreciar, lejos de un fanatismo por alguno de los equipos.
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