El club trasandino, organizador del certamen y hasta ahora
máximo goleador del mismo, se impuso 2 a 1 sobre a Perú en una semifinal muy
entretenida. Los dirigidos por Ricardo Gareca, a pesar de jugar con un hombre
de menos desde los 18 minutos de la primera parte, realizaron un partido
bastante digno y no demostraron la inequidad numérica en cancha. Sin embargo,
sucumbieron ante el poder ofensivo de la Roja, que tiene una concepción del
ataque abrumadora.
Zambrano se fue rápidamente luego de una roja directa, a mi entender
un poco exagerada, pero el futbolista ya contaba con una amarilla en su espalda.
El arbitraje no fue bueno, porque Chile cortó mucho el juego con infracciones
que no fueron debidamente penadas.
Valdivia, a pesar de que Vargas fue el goleador de la noche,
realizó el la mejor labor. Su visión de juego, la claridad en sus decisiones y
sus asistencias punzantes, lo destaca del resto. El “Mago” casi convierte con
un remate colocado que pasó muy cerca del palo.
A los 41’, Aranguiz abrió sus piernas para dejar pasar un
centro de Alexis Sánchez, la pelota dio en el palo y en el rebote Vargas abrió
el marcador, 1-0. Vale destacar que cuando partía el envío de Sánchez, Vargas estaba
adelantado.
Cuando comenzó el complemento, Vargas de volea anotó un
hermoso gol, pero esta vez el línea invalidó mal el tanto.
Perú nunca perdió el orden, y aprovechaba su juego por los
costados, con Farfán y Carillo por las bandas que iban al ataque siempre, y la jerarquía
de Guerrero en el área. Pasados los quince minutos, una subida de Advíncula,
que defendió y atacó muy bien, derivó en un mal cierre de Medel y un gol en
contra.
Sin embargo, pocos minutos después, Vargas desde afuera del área
con un terrible disparo marcó el 2-1. Luego, tanto Sánchez como Vidal no
pudieron ampliar la ventaja con remates que pasaron por arriba del travesaño.
A nivel colectivo, Chile es el mejor equipo del torneo, pero
es una lástima que tantos errores arbitrales en cada uno de sus partidos empañen
su labor.
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