Tras igualar 1 a 1 frente al Atlético de Madrid, el conjunto de Zidane se impuso 5-3 en tiros desde el punto penal y volvió a superar en una final a los dirigidos por Simeone. Fue un partido muy raro el que le toco disputar al Merengue. En veinte minutos iniciales, logró ponerse en ventaja y manejar los hilos del juego, con un manejo pulcro del balón y solidez defensiva, sobre todo de los centrales. Pero se ve que al mensaje previo del técnico galo, correr, correr y correr, le faltó después el jugar, jugar y jugar. Porque extrañamente, tras ese buen primer lapso, empezó a otorgarle la iniciativa al rival, desinteresarse por recuperar la pelota , amontonar jugadores en su campo y dejar de ser incisivo arriba. No obstante, al Colchonero le costó reaccionar, ya que comenzó el partido con otra idea que se vio esfumada con la apertura del marcador. El ingreso de Carrasco en la segunda etapa, y la figura de Gabi, para mí la figura del partido, le permitió al Atlético afianzarse,
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