Una nueva edición del Superclásico terminó sin un ganador,
en un partido que fue de más a menos y con bochornoso complemento en el que se hizo de todo menos jugar al fútbol.
El Millonario se puso en ventaja casi desde el vestuario,
porque a los 45 segundos, Burdisso realizó un mal despeje, Sánchez tiro un buen
centro pasado y Lanzini de cabeza abrió el marcador.
El Xeneise tenía mejor la pelota, con un buen tándem Erviti-
Sánchez Miño, pero los de Ramón Díaz pecaron en no aprovechar numerosos
contraataques.
Un disparo alto de Funes Mori y un tiro de emboquillada de
Carlos Sánchez apenas afuera, fueron
las ocasiones que tuvo la visita para ampliar la diferencia.
Pero esto es fútbol, y a los 38’, Erviti con un buena
maniobra en el área jugó con Silva , que de primera puso el balón lejos del alcance
de Barovero. Festejo desaforado del uruguayo, en un equipo que alcanza el peor
récord de su historia al sumar once partidos sin ganar en torneos locales.
El segundo tiempo
arrancó con un Boca con la iniciativa pero sin dejar peligro. Chato nivel de
juego, llegó el bochorno cuando la parcialidad local suspendió el encuentro en
varias ocasiones, con personas trepadas al alambrado, bombas de estruendo que
cayeron hacía el campo y múltiples bombas de humo.
Todas estas maniobras y dispositivos están prohibidos en el
fútbol argentino, pero es recurrente que bajo el apaño de dirigentes y policía los
malvivientes ingresen y hagan lo que quieran, las penas o no se aplican o se
aplican parcialmente.
Ya casi sin ganas de jugar, Barovero tuvo que responder
ante un disparo de Escalante. Burdisso vio la roja directa en Boca tras una
fuerte entrada a Sánchez.
River necesitaba ganar, pero falló en el primer tiempo y no
atacó en complemento. Los de Bianchi vienen realizando una mala campaña y este
empate no se tendría que valorar, pero en Argentina, la hipocresía es moneda
corriente.
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