El partido más importante de la historia de River está a horas de disputarse. Deberá ganar con una ventaja de por lo menos dos goles para mantenerse en Primera. Esta situación nunca me la pude imaginar, me cuesta creerla , pero es real. En ninguna de mis peores pesadillas ocurrió esto.
Enfrente estará Belgrano, un equipo que en el ascenso tuvo una muy buena campaña en la etapa final, y que en el partido de ida consiguió marcar la diferencia de dos goles, sin ser muy superior, ganó bien.
River cuenta con el apoyo incansable de sus hinchas plenos, que están y estarán tanto en las buenas como en las malas, y de ex jugadores esparcidos por todo el mundo.
Cuantas glorias podrían haber ayudado al Millonario en este momento. La seguridad bajo los tres palos que ofrecían Amadeo Carrizo y Fillol, la solidez defensiva de Perfumo y Passarella, la magia en el mediocampo de Sivori, Onega, Alonso, Aimar, las gambetas de Ortega y los goles de Bernabé Ferreyra, Moreno , Labruna, Di Stéfano, Luque, Ramón Díaz , Francescoli y Crespo. La lista para seguir nombrando es interminable, y por todos esos jugadores que vistieron con orgullo la banda roja en el pecho es que River es tan grande, el mayor ganador de títulos locales, con 33 en el profesionalismo y uno en el amateurismo.
Pero la historia no gana partidos, por lo que El Millo deberá entregar todo lo que tiene para golear a Belgrano y seguir escribiendo grandes capítulos del fútbol argentino.
Dicen que la esperanza es lo último que se pierde.
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